lunes, 28 de junio de 2010

Milord.

El desdén, lo irrefrenable
e inevitable la caída a lo terrenal
Sentimientos de un poeta que se intoxican al encasillarse en palabras y lapidarse en letras.
Más no sigamos, pues las letras han de quemarse junto con el papel en el que se escriben.





¿Porqué no vienes a mi mesa y te acomodas? 
Las penas quedarán en mi corazón y tus pies sobre una silla.




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