jueves, 22 de abril de 2010

Ya te digo que sevilla, es la gloria de los cielos.

       Recuerdos, mil recuerdos que espolvorear en cada gota de alegría. En cada lágrima quisiera poner un verso y dedicárselo a mi Sevilla. Dejando que el tiempo pase, me voy yo también yendo, y no es que quiera verlo, pero no puedo retenerlo. Ah! qué sería de nosotros sin nuestra magnífica fragilidad. El sueño de un albañil de sueños, el despiste de una loca, un corazón amargo convertido en verso. Unos labios que nada quieren besar, una mente prodigiosa que en nada quiere pensar. No es vagueza, es hastío de ese que Machado tanto hablaba, del desamor y la pena de Lorca, de la belleza de todo ello, con la ternura que Juanrra lo narraba, y con la cercanía y simpleza que Whitman tenía. Los pocos poetas que una puede citar, pues no soy muy versada en aprender rimas y métricas. Poesía y verso, y prosa y tiempo -de hastío- es lo que yo tengo, el corazón partío.


Oh Sevilla de mis amores, quien te tuviera y no te soltara, yo siempre lo supe, nací sevillana.

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